martes, 1 de octubre de 2013

TIEMPO DE BERREA EN LA SIERRA DE LA CULEBRA

Según algunos testimonios y otros tantos autores, el ciervo rojo (Cervus elaphus) desaparece de la provincia de Zamora durante el primer tercio del pasado siglo. Las razones de esta extinción son varias; por un lado la transformación de su hábitat, alterado por extensos cultivos y por abundante ganadería (que de forma conjunta reducen las masas forestales usadas como cobijo por esta especie). De igual modo, la posible presión cinegética supone otro argumento añadido que empuja a esta especie de la fauna zamorana a la extinción.

Unas pocas décadas después, se promulga la Ley 2/1973, de 17 de marzo, por la que se declara la Reserva Nacional de Caza “Sierra de la Culebra”, que pasaría a ser Reserva Regional de Caza en 1996 (Ley 4/1996, de 12 de julio). Una de las medidas que se potenciaron con rapidez desde la declaración de esta reserva fue la reintroducción del ciervo en este territorio. El espíritu conservacionista que en su momento inspiró la creación de estos grandes acotados, dio uno de sus frutos de inmediato. Decenas de ciervos procedentes de dos fincas señeras y propiedad del antiguo I.C.O.N.A, Quintos de Mora (Toledo) y de Lugar Nuevo (Jaén), viajan a la Culebra a mediados de los 70 del siglo pasado.

Un grupo de ciervas y crías pastan al atardecer en unos prados de La Culebra.

Después de un proceso de aclimatación en recintos vallados (como el que se construyó cerca del actual vivero de Villardeciervos y que recuerdan muchos vecinos de dicha localidad) y de combatir oficialmente y con fuerza al lobo para amortiguar la esperable depredación, los pinares y matorrales de esta sierra dan finalmente la bienvenida a los venados, a las ciervas y a los gabatos.

Durante las décadas posteriores, las labores de gestión, el aumento demográfico de esta población y los movimientos de los ejemplares dispersantes, han permitido la colonización de numerosos territorios vecinos y no tan vecinos a La Culebra. El ciervo ya está presente en la comunidad faunística de numerosas áreas del norte de Portugal, como el Parque Natural de Montesinho donde se instala a partir de finales de la década de los 80’ del pasado siglo. Y aparece también en numerosas manchas y acotados zamoranos. Se han observado ciervos a las puertas de Zamora ciudad, se han atropellado algunos ejemplares en el monte de la Tabla y como curiosidad hace unos meses, el espléndido naturalista Cristian Osorio, observó huellas de un ejemplar adulto y quizá dispersante en un pequeño bosquete isla al sur de la reserva de Villafáfila. En la actualidad, el ciervo ocupa la práctica totalidad del cuadrante noroeste zamorano.

Huellas compatibles con cierva en un arenal.

Algunos trabajos han estimado que en la reserva existen al menos 1500 ejemplares de ciervo (unos 1000 durante los últimos años del siglo pasado, donde la densidad local de la especie se estimaba en 1,5 ciervos/100 has y el sex ratio 1:1). La Culebra se encuentra en lo más alto del “escalafón” en lo que se refiere a trofeos de ciervo “en abierto”, es decir, animales en estado salvaje, libres, sin vallados. La calidad y el número de trofeos homologados hacen de la Culebra, para muchos amantes del “deporte” de la caza el mejor cazadero en “abierto” de toda España. De igual modo, numerosos cotos de caza esperan el momento deseado durante todo el año para capturar algunos venados (con frecuencia más de los autorizados).


Un precioso macho en época de berrea.
Las duras tareas reproductivas suponen en ocasiones pérdidas de hasta 40 kg. para algunos machos.

Sorprende conocer el peso actual de algunos de machos zamoranos que superan los 240 kg; nada que ver con las características de sus tatarabuelos, hacinados en fincas cerradas, en un marco de elevada densidad y sin depredadores como el lobo. Este carnívoro ha contribuido sin duda a mejorar la salud de los venados de La Culebra; aunque no existen estudios que ofrezcan luz sobre ese proceso de la selección natural promovido por el lobo en este territorio, es esperable totalmente -como ocurre en otras muchas áreas- que en La Culebra el cánido elimine principalmente a los ejemplares cargados de quistes hidatídicos, infectados por tenias o garrapatas, con composición sanguínea anormal, heridos, accidentados, seniles y malnutridos, etc. Es de sobra conocido el hecho de que el lobo elimina a los ungulados con peor condición física y que realiza un efecto sanitario en poblaciones de presas, manteniéndolas sanas y vigorosas.

En zonas loberas, los ciervos mantienen una enorme y continua atención al entorno, atentos siempre a posibles amenazas derivadas del depredador.

El bramido del venado durante la berrea, es también otro de los elementos que cada vez con más firmeza, supone un motivo para visitar los puntos autorizados de observación ubicados en La Sierra de La Culebra. Aunque ya sabemos que el lobo supone un atractivo de primer orden en este territorio, tímidamente la berrea del ciervo es otro elemento que bien utilizado, puede suponer un argumento más para desarrollar el medio rural aprovechando un turismo respetuoso (diríamos mejor, respetuosísimo). No tiene sentido que cada uno de los que visitamos La Culebra durante la berrea nos coloquemos en las peñas que nos parezca o que entremos con los vehículos al camino que nos plazca Es un error enorme, pues de este modo, generaremos molestias a los venados y posiblemente les espantemos, quedándonos sin observarles. Lo mejor, es lo que siempre recomendamos desde Llobu, buenas prácticas: distancia, óptica, silencio y paciencia.

Explicando las diferencias entre los venados en el contexto de una actividad de Llobu.

Edad y puntas no van de la mano en las cuernas de los ciervos... uno de los tópicos más arraigados... ¡ante todo rigor!

La naturaleza, un aula ideal para interpretar y conocer "de cerca" al ciervo.

Por último, y aprovechando lo mucho que nos gusta sensibilizar a todos los que seguís este blog, nos permitimos daros una pequeña recomendación. En la naturaleza, las cuernas y los huesos, son fuente de sales minerales, de fosfatos cálcicos y de carbonatos cálcicos que aprovechan numerosos vertebrados; los ratones, los jabalíes y los propios ciervos las roen y reutilizan, incorporando en su metabolismo estos materiales (muy necesarios por cierto en ecosistemas ácidos como los de La Culebra).
Por ese motivo, es importante no retirar del campo las cuernas que nos encontremos, ¡dejemos que cumplan su función!

Una cuerna parcialmente roída, fuente de minerales necesarios en el desarrollo de algunos vertebrados.


Algunas referencias consultadas:

Barroso, I. y Moreira, L. (1999). O Veado. Património Natural Transmontano. Joao Azevedo Editor. 77 pp.

Palacios, J. y Vicente, J.L. (1997). Gestión de Fauna en la Reserva Nacional de Caza “Sierra de la Culebra”. Pp. 18/1-18/15. En Master Universitario en Veterinaria y Fauna Salvaje; Tomo IV: Gestión Cinegética y de Especies Protegidas. Colegio Oficial de Veterinarios de Zamora y I.C.E. Universidad de León. Zamora.

1 comentario:

  1. Excelente entrada divulgativa. He empezado a dedicarme a organizar este tipo de actividades en el área natural de la Sierra de la Demanda (La Rioja). Os considero un estupendo ejemplo a seguir. Muy buen trabajo.

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