El entorno natural de Sotillo de
Sanabria ha sido el escenario elegido en uno de nuestros últimos itinerarios.
Acompañando a un grupo multidisciplinar compuesto por cinco personas
procedentes de Zamora (un biólogo especializado en botánica, un geólogo, un
estudiante de geología y dos senderistas), nos hemos adentrado de nuevo en una
de las zonas más bellas del noroeste provincial.
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Interpretando un acebo "hembra" |
El objetivo del itinerario ha sido por
un lado, conocer las principales especies botánicas y además, interpretar el
paisaje y la historia geológica de este territorio, localizado en la fracción
sur del Parque Natural del Lago de Sanabria y Alrededores.
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Robledal de Quercus pyrenaica |
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Hojas profundamente lobuladas y aterciopeladas por el envés del roble |
Durante el inicio del recorrido hemos
disfrutado de los robledales de Quercus pyrenaica
o roble melojo, que mezclados con pies de avellano y acebo, dan cobijo a
numerosas especies de aves forestales. Los chillidos del arrendajo, conocido
como pigarro en estas tierras, nos
avisan de su presencia en el bosque. En los caminos, son abundantes los
escarabajos peloteros del género Geotrupes
trabajando los excrementos de los zorros (y de otros animales) y alcanzando en
ocasiones concentraciones importantes; de hecho su abundancia hace complicado con
frecuencia evitar su pisoteo, encontrando durante la ruta numerosos individuos
aplastados quizá por los senderistas menos cuidadosos. También hemos observado (y
apartado del camino para evitar su aplastamiento) algunos grillos de bosque (de
menor tamaño que el grillo que encontramos por ejemplo en los medios agrícolas)
y varias babosas negras del género Arion,
de enorme belleza y que se alimentan de carroña, estiércol o materia
vegetal en descomposición.
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Escarabajos peloteros trabajando una boñiga |
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El Valle del Arroyo de las Truchas cerca de la línea superior del bosque |
Los claros del robledal nos han
deleitado también con una abundancia inusual de azucenas silvestres (Lilium martagon) también llamadas martagones
o lirios llorones. La belleza, colorido y espectacularidad de esta planta -distribuida
por los bosques de gran parte de Europa- llama la atención del visitante más
despistado. También nos hemos deleitado con numerosos ejemplares de Linaria triornitophora. Una vez más, desde
Llobu agradecemos a los senderistas más sensibles por respetar estas plantas de
enorme elegancia y por no dejarse arrastrar por los impulsos recolectores.
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Azucena (Lilium martago) en un claro del robledal |
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Linaria triornithophora |
El agua de la sierra cae con fuerza
por los valles, regando las vallejas más umbrosas y dando forma a espectaculares
imágenes, como la Cascada de Sotillo, que a finales de Julio todavía trae un
buen nivel de agua. Una estampa genuinamente sanabresa.
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Cascada de Sotillo |
Casi en la línea donde el bosque de
roble da paso al abedular para convertirse en matorral y pastos, hemos sido
testigos de la enorme belleza de la zigena de cinco puntos (Zygaena trifolii), un insecto cuyo
género presenta alcanza una buena representación en las montañas ibéricas con
más de 20 especies muy similares. Su belleza y singularidad nos hace
reflexionar sobre la importancia de los pequeños detalles y no solo en los
elementos de mayor espectacularidad.
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Imago de Zigena de cinco puntos (Zygaena trifolii) |
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Atravesando el Arroyo de las Truchas |
Los pastizales, turberas y roquedos
del altiplano son otro de los ecosistemas que hemos atravesado en nuestro
itinerario. La tranquilidad de estos lugares ofrece un potencial enorme a fauna
singular. De hecho, el armiño, el gato montés, el lobo, el busardo ratonero, la
culebrera europea o la perdiz pardilla son especies que ocupan este nicho de
dureza extrema durante el invierno y de intensa insolación estival. Una planta
de enorme belleza y abundante en la zona es el brezo de turbera (Erica tetralix).
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Erica tetralix |
Las lagunas de origen glaciar que
salpican aquí y allá el altiplano sanabrés, como la Laguna de Sotillo o la Laguna
de Carros enriquecen enormemente el paisaje de esta sierra y albergan especies
de vertebrados como la nutria o el desmán ibérico. De hecho los excrementos del
mustélido, cargados de espinas y escamas de pequeños pececillos, son fáciles de
encontrar en las piedras más destacadas de la orilla de la Laguna de Sotillo.
La viscosidad de estos restos, de aspecto aceitoso, tiene que ver con la
protección del esfínter anal del animal durante la excreción.
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La Laguna de Sotillo y el altiplano sanabrés |
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Laguna de Carros |
Al cambiar de vertiente, las
panorámicas del Lago de Sanabria son espectaculares. Y el modelado glaciar que
lo rodea más aún; la magnitud y el grosor de las morrenas laterales que limitan
el lago por la cara sur, sorprenden al visitante. Desde nuestra atalaya natural
se divisa también la práctica totalidad del noroeste zamorano: al norte las
montañas de la Cabrera dominadas por El Vizcodillo; al fondo los abiertos valles
de La Carballeda con sus pinares y brezales y dos de los embalses que han
secuestrado el río Tera (Cernadilla y Valparaiso); a la derecha La Sierra de La
Culebra con los pastizales de la comarca de Aliste asomando detrás. Sinceramente
impresionante.
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Cambiando de vertiente |
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EL Lago de Sanabria desde los Prados del Campo de Ribadelago |
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Robledal, Cañón del Tera en el cuadrante sup. izd. y los prados de Seoane en parte central derecha |
Un
itinerario estupendo. Y un matiz a recordar una vez más a los senderistas (y
disculpen los lectores por la insistencia): el envoltorio de un paquete de
pañuelos de papel o de un chicle no debe ser “olvidado” nunca en el campo; y si
es necesario ¡lo debemos recoger cualquiera de nosotros!
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