Recientemente, la Sociedad Española de Ornitología (SEO/Birdlife)
se ha hecho eco de algunos datos procedentes del programa SACRE (Seguimiento de
Aves Comunes Reproductoras) recogidos desde 1998. Esta vez, para demostrar una
realidad que ya viene siendo patente para los que, desde hace unos cuantos
años, nos movemos y “bicheamos” prismáticos al cuello en los ecosistemas
agrícolas.
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Paisaje simplificado del centro de Castilla y León. |
El modelo agrícola que se ha implantado y potenciado desde
hace décadas en diferentes áreas, como la llanura sedimentaria del centro de
Castilla y León, esta suponiendo, con ligeras excepciones, una alarmante
reducción de las poblaciones de algunas aves vinculadas a estos medios. Según
el informe de SEO/Birdlife, la codorniz, la tórtola europea, el alcaudón real, el
triguero, la carraca europea, la calandria común, la grajilla occidental o el
mochuelo europeo, además del gorrión común y la golondrina común, especies todas
ellas frecuentes hasta hace unos años, presentan actualmente unas tendencias
demográficas regresivas, un declive poblacional. En Zamora por ejemplo, la
carraca es ya una especie que se puede considerar virtualmente extinguida; si
bien era común hasta hace un puñado de años en las dehesas de Sayago, o en los campos
cercanos a Toro (donde nidificaba en viejos almendros), su observación en la
provincia es muy rara y todo parece indicar que
solo aparecen un puñado de individuos en paso.
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La simplificación de las riberas es un hecho evidente. |
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Herbicidas y eliminación de lindes, dos enemigos de la biodiversidad. |
Son varias las razones que parecen responsables de esta
pérdida de biodiversidad. Por un lado, el afán productivista de numerosas
explotaciones agrícolas está simplificando el paisaje de estas zonas y limitado
las áreas de refugio, de alimentación y de nidificación de algunas especies. Si
no hay árboles ni setos, si escasean las semillas de plantas autóctonas y si no
hay insectos, muchas especies no pueden desarrollar sus ciclos vitales.
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La pronta recogida de algunos cultivos es perjudicial para algunas especies nidificantes. |
La valiosa vegetación que se ha conservado tradicionalmente
en las lindes se considera para muchos agricultores “molesta”. Las comunidades
de arbustos (endrinos, rosales silvestres y majuelos) y las arboledas (compuestas
por almendros y saúcos o álamos en las zonas más frescas), suponen un estorbo durante las maniobras de la maquinaria
agrícola o para la instalación de pivots de riego. Y es además competencia
directa con el trigo o con la cebada. Entonces se arranca con los todopoderosos
aperos o se quema directamente, a veces con sorprendente descaro y sin más
contemplaciones.
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Quema de lindero y de vegetación asociada a la ribera. |
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Escaramujo quemado. |
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Caracoles abrasados durante la quema de linderos. |
Estas drásticas medidas suponen indudablemente varios efectos
muy visibles, como la desaparición de millones de invertebrados (saltamontes,
escarabajos, hormigas, caracoles, etc.), alimento potencial de numerosas
especies y una clara eliminación y simplificación del refugio y de los lugares
donde nidificar. De ese modo la tórtola europea, una bella paloma tiempo atrás
abundante, no encuentra lugares donde esconder su nido y es cada día más rara. O la perdiz roja, cuyos perdigones aprovechan
durante las primeras edades las proteínas animales de los escasos insectos.
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¿Hasta cuando tendremos amapolas? |
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Numerosas especies de plantas hacen solo acto de presencia en las zonas libres de herbicidas. |
La crisis de biodiversidad de los medios agrícolas no solo
está afectando a las aves. Los anfibios, un grupo sensible a la contaminación
química como ninguno, presentan un declive enorme en numerosas zonas. El masivo
uso de fertilizantes, herbicidas y plaguicidas acaba contaminando las aguas
superficiales y freáticas; de ese modo la silenciosa pero letal contaminación
química del medio acuático, está dejando un paisaje mudo en lo que al croar de
las ranas se refiere. Aunque existe un protocolo y sistema de recogida de los
envases agrarios, SIGFITO (www.sigfito.es) algunos agricultores confían todavía
en el “que no pasa nada” y en otros
sistemas tradicionales más “cómodos”, como ocultar los recipientes en cualquier
lindero o arrojarlos al regato apartado que linda con la parcela.
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Vegetación arvense en campo de cereal. |
Pero este problema ambiental no está solo siendo perjudicial
para la fauna. La flora autóctona compuesta por plantas arvenses (propias de los
campos de cultivos) y ruderales (típicas de bordes de caminos y lindes), parece
tener su futuro en entredicho; de hecho, numerosas especies que ofrecen enorme
belleza, riqueza paisajística y en definitiva indudable biodiversidad, están
acorraladas en lindes, cunetas y eriales donde los mortíferos herbicidas no han
llegado. La potencia de estos agro-químicos es año tras año más evidente y las malas hierbas no tienen apenas cabida
en un paisaje dominado por parcelas mono-específicas de trigo o de cebada,
principales cultivos de secano del centro de Castilla y León. Las comunes
amapolas, una planta primaveral abundantísima tiempo atrás y de enorme belleza,
solo sobrevive y fructifica en los guetos
vegetales que el dominio del monocultivo ha acorralado.
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Escaramujos limitando parcelas agrícolas. |
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En las zonas agrícolas el mantenimiento de arboledas y setos es imprescindible para numerosas especies. |
Para terminar, el lector se preguntará que hacer en este
marco de crisis en la biodiversidad de nuestros campos. Algunas medidas que
desde Llobu proponemos son por un lado difundir este mensaje y no aceptar
viejos tópicos (como que el zorro o los córvidos son los principales
responsables de la escasez de codornices); también os animamos a consumir de
productos procedentes de agricultura ecológica (libre de química y respetuosa
con el entorno) y a denunciar al Seprona (Servicio de Protección de la
Naturaleza de la Guardia Civil) la eliminación de las arboledas o el abandono
de envases agroquímicos en el campo.
Excelente y esclarecedor artículo. Enhorabuena y un saludo.
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